
Por: Raúl Mendoza CánepaMejor fuera que los colegios se encargaran de la educación vial, porque lo que se viene podría ser pernicioso si se convierte en una turba fiera de multas y amenazas policiales contra todo “pata en el suelo” que pretenda hacersela de vivo en las calles.Multar a los peatones tiene su lado amable si fuera en razón de un accidente o de un par de fallas flagrantes e imperdonables, pero controlar al dedillo cómo se mueve cada cual en las calles y más aún, de la mano de las innumerables cámaras que se esconden como francotiradores en la capital ya es surrealista.La libertad no es sólo serlo, es sentirlo, es no saberse un potencial...