martes, 25 de marzo de 2014

Aclarando a Mariátegui

Por: Raul Villanueva Pasquale.

Este domingo último, Aldo Mariátegui menciona mi nombre en un artículo publicado en El Comercio bajo el título ¿Cuándo Negociar? 
aldo M

El artículo plantea el dilema entre las posiciones políticas principistas y la política entendida como el arte de negociar “cuando no eres hegemónico”. Para ilustrar el tema, Mariátegui propone dos casos locales. El primero tenía que ver con los resultados electorales de 1962 y la necesidad – que el artículo explica – de concluir una negociación a fin de evitar un golpe militar. El segundo – donde se me menciona – tiene que ver con el ofrecimiento que recibiéramos un grupo de personas, agrupadas en un incipiente movimiento con ideas liberales, para integrar la lista de postulantes al congreso del 2006, dentro de las filas del entonces candidato Ollanta Humala.
Agradezco se me considere a título de ejemplo de tan hamletiano dilema, pero en honor a la verdad debo confesar que las cosas no fueron lo álgidas que Mariátegui imagina. En nuestro caso no existió latitud alguna para negociar. Las cosas fueron bastante más pedestres: Humala necesitaba nombres para cumplir con la cuota de 120 candidatos al congreso y se nos ofreció 40 cupos para cubrir esa cuota. Punto, no había nada más.
Ayer lunes escribí a Mariátegui aclarando el punto sin obtener respuesta alguna, en consecuencia aquí consigno la misiva para que quede claro mi punto de vista.
Estimado Aldo,
El pasado domingo 23 de marzo, mi nombre fue mencionado en tu columna de El Comercio. Como quiera que el contexto dentro del cual mi nombre es mencionado no corresponde al enfoque general de tu artículo, me veo en la obligación de aclarar los siguientes puntos:
1-      Lo que ocurrió entre el Partido Liberal y Humala no tuvo nada que ver con negociación  política alguna. A Humala le faltaban nombres para cumplir con el requisito formal de presentar una lista de 120 candidatos al congreso y se nos ofreció 40 cupos para superar ese escollo administrativo. Eso fue todo. No hubo ningún planteamiento de carácter programático y del lado del Partido Liberal la única propuesta que se llegó a esbozar (a título de “exigencia”) fue que nuestros nombres figuraran entre los primeros 40 de la lista.
2-      Para la época, Humala no contaba con partido inscrito, por lo que hubo de recurrir a un pacto de conveniencia pura con la UPP. En otras palabras, la UPP era la dueña de la carreta, a cuyo yugo venía uncido por buey un asno, alimentado con forraje chavista. El PL no tenía ningún contacto con los dueños de la carreta, ni ningún atisbo de negociación en esa dirección.
3-      El Partido Liberal tenía ya concertada una alianza con el partido Adelante (por entonces en formación) de Rafael Belaunde. En virtud de esa alianza, algunos de los liberales formaban parte de la dirigencia nacional de Adelante. En tales circunstancias, aceptar los 40 cupos implicaba traicionar una alianza – esta sí de carácter programático – ya pactada.
4-      A poco de fallida la transacción mercantil, el propio Tafur, desde la Primera, editorializó en contra de la “Feria de saltimbanquis o planchas Lancome”, que no deja dudas sobre el carácter de la que él mismo propiciara: “Es única y exclusivamente el [interés por el] puesto, la curul, las cuotas… de planes de gobierno, de propuestas innovadoras que movilicen sentimientos ciudadanos, nada de nada. Maquillaje puro. Mondo y lirondo”.
5-      Mi apellido materno, Pasquale, no presenta ninguna dificultad para su correcta grafía por el hispanohablante común.
Cordialmente
Raul Villanueva Pasquale

Publicado originalmente en : Aclarando a Mariátegui

0 comentarios:

Publicar un comentario