sábado, 22 de marzo de 2014

¿Y los niños?


¿Y los niños?

Esa cuestión siempre es levantada por aquellas que defienden un Estado para su protección. Niños, ellos generan muchas cuestiones complicadas respecto a la moral libertaria. Si, los estatistas aman revolverlas para generar las más difíciles cuestiones para entonces defender al Estado como si el fuese el héroe de ellos. Al final, ¿Cómo están los derechos de los niños?
En primer lugar vamos a entender qué es lo que es un niño: Un niño es nada más que una persona tutelada por adultos y que esa en fase pre-púber. Una persona que no está tutelada puede no ser considerada niño.  ¿Cuáles son los derechos de él?, básicamente el  mismo que los adultos. El niño puede ser tutelado, luego estaría sujeto al cuidado del tutor.  El debe tener  sus derechos preservados y sus tutores tienen el deber moral de protegerlos, pero ellos – los padres - también tienen el derecho de renunciar a la tutela.  Las razones las explicaré más tarde. El asunto es imposible de ser abordado sin sufrir ataques de todos los lados, una vez que el tema es espinoso los positivistas afirman piadosamente  el Estado es necesario para proteger a los niños. ¿Será así? Creo que no. Para explicar mejor resolví dividir el artículo en tópicos. Comencemos:

El periodo pre-natal y la aceptación del hijo.

Un tema controversial que genera divergencia hasta entre los mismos libertarios: ¿El nacimiento del hijo puede ser interrumpido? Si, en caso que la madre quiera. A partir del momento que la madre no quisiera mas al hijo allí, ella puede expulsarlo por el simple hecho de que él ya está siendo coercitivo y parasitario. ¿Por qué no abortar? En otras palabras, ¿Por qué no la madre puede expulsarlo de su propiedad? Muchos libertarios (si, existen libertario contra el aborto) alegan que eso violaría el principio de no agresión, pero expulsar algo que está dentro de su propiedad por estar siendo coercitivo no es violar el principio de no agresión. Al final, el feto esta dentro del cuerpo de la mujer y su condición es parasitaria. La mujer puede expulsarlo, aún cuando la expulsión cueste la vida del feto, al contrario de lo que sucede en un asesinato, donde la víctima no parasita al asesino, ya que no está en su cuerpo. La solución para el problema del aborto por tanto no es su criminalización y si la concientización. La criminalización del aborto implica una situación sin salida: El acto de expulsar al feto ( y conscientemente matarlo) puede ser condenable, pero criminalizarlo significa también la violación del derecho de la mujer de ser libre. Nadie puede fiscalizar el cuerpo de la mujer en el momento que este cargando un ser vivo dentro de ella. Por tanto es más lógico convencer a la persona de la inmoralidad del acto que simplemente castigar a quien lo practica.
Si la mujer, cometiendo algo condenable pero no criminalizable, puede abortar, ¿Podemos considerar que el hombre puede hacer la misma cosa? Claramente, si. El hombre puede negar la paternidad de su hijo. Eso se llama aborto masculino. Eso es una equivalencia de derechos. Si la mujer puede matar a su hijo dentro del útero, ¿Por qué no el hombre puede negar la paternidad? La libertad del padre de negar la paternidad impide diversos tipos de golpes aplicados por medio de las leyes de pensiones. Al final, golpes al bolsillo siempre ocurrirán, principalmente en Brasil. O sea, las leyes que teóricamente servirían para proteger a la mujer y al niño acaban tornándolas parasitas. Concluyese  que la mujer puede renunciar a su maternidad, el hombre también puede renunciar a su paternidad y sin acabar con la vida del niño.
La crianza, o no.
El hijo nació, ¿Y luego? Podemos decir que hay una obligación moral de los padres cuidarlo de la mejor manera posible, pero sería ilegítimo una obligación legal. Vamos a entender lo siguiente: A partir del momento que los padres tienen a su hijo ellos no cuentan ( y ni tienen la obligación de contar porque no poseen poder de premonición) con las posibles casualidades futuras de la vida. Existen muchas situaciones que imposibilitan el cuidado de los padres, y la pregunta es: ¿Es legítimo que ambos padres renuncien al cuidado del hijo? Si, es legítimo. Si no fuese así no existirían adopciones.
Las adopciones pueden ser hechas entregando o vendiendo al hijo directamente a alguien o alguna institución. Muchas personas condenan la venta (a pesar de que la entrega sea gratuitamente) por el hecho de que parezca tener algún fin lucrativo. Sí, hay un lucro monetario en esa parte, pero eso serviría para compensar la pérdida del cuidado del hijo. Muchos todavía afirman que muchas mujeres parirían hijos indiscriminadamente para venderlos como si fuesen bananas, pero eso el mercado lo resolvería.  A la hora que las mujeres hagan eso – al final, el cuerpo es de ella, así como su problema -  , ¿qué sucedería? La oferta de niños estaría mucho mayor que la demanda, lo que resultaría en una baja de precios y eso quitaría cualquier incentivo de las mujeres de hacer eso. Pero viene otra cuestión: La de los riegos. Los padres pueden vender a los niños para pedófilos u otras personas mal intencionadas. Como si ya no existiese el riesgo con el Estado o, peor, el de que los padres entreguen a los niños para alguien que quisiera evadir la burocracia estatal. Riesgos siempre existen desde la de la fecundación, los padres no saben el futuro y ni cuentan con las posibles desesperanzas. En el caso de los riesgos de vender a niños para una persona mal intencionada, debemos decir que la burocracia estatal no ayuda a proteger a los niños de abusos, ya que condena a muchas a la indigencia. No me refiero apenas al riesgo del niño de ser entregado a psicópatas, pero el Estado desde el momento que regula métodos anti-conceptivos hasta la criminalización del aborto, ya condena a los niños a esos riesgos y fuera del asunto de convertirse en un marginal.  Por tanto, al justificar una regulación estatal encima de las adopciones, o también la venta del cuidado,  es ignorar también todo donde el Estado interviene.  ¿Hay riesgos? Hay, pero también no justifica tales riesgos que nosotros debamos someternos al Estado como si el realmente  salvase  a los niños de esos riegos.  El Estado pone muchos más niños sobre tales riegos con su burocracia
Otra manera que tienen los padres de renunciar a la crianza de los niños es simplemente abandonándolos. Si, dejarlo en algún lugar en la esperanza de que alguien va a rescatarlo y cuidar de él. Tal actitud por increíble que parezca tiene su legitimidad, claro está que es por el bien del niño.  Supongamos que no hay parientes,  ni casas de adopción y la madre no tiene como sustentar al bebe debido a algunas casualidades. ¿Ella tiene el derecho de abandonar al bebe? Obviamente que si, ella tiene el total derecho de abandonar al bebe. Claro, desde que el abandono ocurra en un lugar donde claramente hay una gran posibilidad de que alguien aparezca para ayudar al bebe.  O sea, en un lugar visible. No me refiero a la orilla de un camino desierto o en el bosque. Abandonarlo en un lugar no visible implica matarlo. Cuando no hay alternativas y si la manutención no se guarda favorable a él, considerando los riesgos, prácticamente no hay diferencia en intentar frustradamente cuidar un bebe a abandonarlo.  
La Eutanasia.
En febrero del 2014 Bélgica aprobó la legalización de la eutanasia en niños. Eso significa muchas cosas, podemos decir que la legalización implica que todos deben colaborar con el acto de los padres al decidir matar a su propio hijo si él fuera considerado portador de una enfermedad terminal. La eutanasia se acostumbra a usar en momentos de poca razón y mucha emoción. Más aún cuando se trata de niños. En el caso de un adulto podríamos considerar legítimo el suicidio asistido, pero el mismo no puede ser en el caso de un niño, ya que el ciertamente no tiene la capacidad para juzgar su situación. A pesar de que, con o sin Estado, los padres desesperados  pueden tomar actitudes precipitadas. ¿Pero hay como abreviar el sufrimiento de un niño con una enfermedad irreversible y terminal sin agredirla? Si, simplemente sedarla y dejar que la muerte ocurra naturalmente. Si se aplica una dosis de cianuro de potasio en el niño para abreviar su sufrimiento, podemos decir que violaría el principio de no agresión. Muchas veces el niño  ni siquiera está consciente para decir si quiere realmente eso y siendo los padres los que cuidan al niño, cabe a ellos decidir lo mejor para el hijo sin necesidad de tomar una acción que implica acabar con la vida de él. Si los padres resuelven simplemente interrumpir el tratamiento para dejar al niño morir naturalmente, ya no sería agresión, ya que optaron por una causa natural que podría suceden sin ellos tener ninguna culpa. Puede existir una observación: Los padres no pueden impedir a nadie dar continuidad al tratamiento en el caso que los padres decidan interrumpir.
Rothbard en su polémica obra La Ética de la Libertad (en el capitulo, Derechos de los niños) dice que los padres tienen el derecho de dejar al hijo morir de hambre, estando enfermo o no.  El alegato de él genero mucha polémica. Pero vamos a analizar el contexto. El propio Rothbard explico que en una sociedad libertaria la única obligación de los padres es no violar el principio de no agresión.  Para él los padres no podrían aplicar castigos físicos en los hijos, pero no tendrían la obligación de alimentarlos, educarlos o vestirlos, no se ocuparían de eso. A pesar de que  al hacer eso los padres ya renunciarían a la tutela del niño, luego nadie debe ser impedido de mantener al niño vivo o también criarlo. Walter Block en su Defendiendo lo Indefendible ya contraría a Rothbard. Ya en las últimas páginas del libro, Block dice que los padres no deben dejar a su hijo morir de hambre porque al decir criarlos ellos adquieren un “titulo de cuidado”. Por tanto los padres tienen la obligación de por lo menos mantener al niño vivo, que incluye alimentarlo.



La educación y el trabajo

Ningún niño debe ser impedido de estudiar o trabajar, así como también no puede ser prohibido. Solo los padres, como tutores, pueden hacerlo. El Estado comete un error doble al prohibir al niño trabajar y obligarlo a estudiar. Los niños deben ser libres para optar por una de las mejores opciones o también las dos. Impedir al niño de trabajar lleva a diversos problemas, uno de ellos es impedir lo de convertirse en adulto. Muchos dirán que eso no sería necesario, ya que muchos ricos no trabajan cuando son niños. Pero eso no justifica tal prohibición, ya que impedir al niño de trabajar no solo lo impide pasar a una etapa adulta sino también salir de la miseria. El trabajo infantil nunca es malo cuando es hecho voluntariamente. El mayor problema es cuando ellos son obligados a hacer eso, sea por parte de los padres o como parte del Estado, considerando que   el Estado tiene prohibido exactamente hacer lo opuesto: Prohibiéndolos de hacer eso (trabajar). Los niños deben de tener el derecho de obtener su derecho a ingresos.
Muchos todavía argumentan que el lugar del niño es la escuela y no el trabajo. Al final, ¿Quién define eso? ¿Por cuál motivo el niño debe ser obligado a estudiar en la escuela? No existen buenos argumentos que se sustenten cuando el asunto es defender la educación compulsiva. La obligatoriedad apenas impide al niño optar por ser educada en casa usando su autodidaxia como también impide a aquellos niños maltratados en la escuela de librarse del problema. Eso aparte de que no es absolutamente nada productivo insistir en  mandar a un niño  indispuesto a estudiar.  Sería un gasto totalmente innecesario para todos, incluso para los padres.  

El Estado Papá.

Después de todo esto que leemos ahora, vamos al totalitarismo de Estado Papá. Si, aquel Estado que quiere regular absolutamente todo, pensando en los niños, creyendo que no son los padres capaces de cuidar a sus propios hijos. En prácticamente todo hay control de edad: Bebidas, películas, juegos, revistas, libros, etc.  Si no fuera suficiente para el Estado, quiere controlar lo que pueden o no comer los niños en la escuela y con qué tipo de juguete jugar.
El Estado no reconoce en ningún momento el cuidado de los padres, el impone una ley y dice que debe ser seguida, solo eso. ¿Quién mejor para cuidar a los niños si no son los padres? Claro que las dudas existen y los consejos son siempre bienvenidos, pero no es el Estado quien debe decir cómo debemos cuidar de nuestros hijos. No es el que debe decir donde nuestros hijos deben nacer, estudiar, trabajar, vivir y ni lo que deben hacer, comer, beber , leer, mirar, oír o jugar. Todo eso debe ser decidido por los padres.

Por tanto el cuidado debe ser al 100% de los padres o de quien adopta un niño. Es de ellos la obligación de proteger al niño, pero también tienen el derecho de renunciar al cuidado del niño cuando lo juzguen necesario. El Estado al interferir en eso perjudica tanto a los padres como a los niños. El no tiene legitimidad alguna para eso. La disculpa para proteger a un niño no pasa de una justificación para controlar de manera autoritaria y al mismo tiempo adoctrinar. 

Autor: Luciano Takaki
Publicado Originalmente en: Blog Do Takaki



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